Des de mi punto de vista, el arte es algo básico. El arte no sólo aporta un deleite y un placer particular a quien lo disfruta, sino que aporta identidad y referencias a la comunidad en la que se suscribe. El arte es un eco existencial y subjetivo del pasado, un arranque para el presente y una proyección de lo que podrá ser una persona o una sociedad en el futuro.
El arte, por tanto, es esencial e inherente a la condición humana del mismo modo que lo es el juego o el amor.
Dicho esto y dando por descontado la gran preocupación prioritaria por las vidas humanas y las condiciones de salud de toda una población como la que siente y padece el pulso de la gran desgracia de ser víctima de un terremoto. Cabe decir que a Haití y sus habitantes se les suma la gran tragedia de haber perdido la gran mayoría de su patrimonio cultural.
Este punto tan importante, hace que un país esté todavía más desmoronado que la propia evidencia muestra. No solo se han de reconstruir infraestructuras de todo tipo vitales para la supervivencia; sino que encima se ha de reconstruir el alma de un pueblo casi desde cero sin referencias vitales para la vivencia.
Desde nuestras cómodas tronas primermundistas estas noticias nos deberían servir para también empezar a evitar los terremotos comerciales que destrozan nuestra cultura, la despojan de sus referentes y nos dejan sin alma propia. Sin nuestros artistas, sin nuestro arte (y hablamos de aquel que se desarrolla desde la más profunda sensibilidad y que hoy en día se realiza con la más profunda dificultad) no somos nadie y nuestra esencia cultural se convierte en esas casitas de juncos que cualquier movimiento sísmico puede devastar.
Para saber más:
http://www.lavanguardia.es/sucesos/noticias/20100117/53873128537/el-terremoto-acabo-con-el-patrimonio-cultural-de-haiti-haiti-puerto-principe-estados-unidos-arte-mod.html
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